domingo, 18 de noviembre de 2012

Pedos de lobo

Al despedirse, el profesor de asistencia domiciliaria, anunció a la madre y al hijo con el que había estado trabajando que pasaría el sábado en su Burgos natal, cogiendo setas. El niño, rápidamente, le interpeló:  - ¡Y me traes un pedo de lobo!  ¿Vale? -. La madre torció el gesto mirándole escandalizada, dudando entre reprenderle o disculparse con el profesor por la inesperada grosería de su hijo.
 

El profe se apresuró a mediar en la embarazosa situación. Resulta que los "pedos de lobo" son una variedad de hongos que crecen, entre otros lugares, en la Palencia natal del profesor. En la zona de la Valdavia, donde pasó muchos veranos de su infancia, era un juego excitante buscar entre los prados estas setas globosas, en otoño blancas y perladas, y en el estío secas y parduzcas; que guardaban en su interior millones de esporas listas para desperdigarse en cuanto algún animal las pisara produciendo una pequeña explosión y lanzando al aire una espesa nube de humo negro repleto de diminutas esporas.  El profesor le había contado esta anécdota al estudiar los cuatro reinos de los seres vivos y tratando de interesarle por los curiosos procedimietnos que la naturaleza utiliza para la reproducción de sus criaturas.

Con una sonrisa de complicidad le explicó a la madre que los niños se sorprendían mucho conestas historias y, en general, con otras muchas relativas al papel de los excrementos en las funciones vitales. Es todo  un espectáculo contemplas las caras que ponen los alumnos cuando les explicas que las más sabrosas verduras se obtienen con un buen estiércol cuyo origen, al explicarlo, les provoca muecas de evidente desagrado. O cuando -añadí- les planteas el curioso enigma del árbol solitario en la cima de la montaña... ¿Acaso fue subido por algún montañero de aficiones forestales?; tampoco lo pudo transportar el viento cuando, aún semilla, vivía dentro de un fruto carnoso y su pulpa le hacía demasiado pesado para ser elevado junto al polvo levantado por los torbellinos... ¿Cómo llegó allí la pequeña semilla?
Finalmente, has de descubrirles el secreto del árbol majestuoso que domina el paisaje sobre todo lo demás: su origen está en el humilde excremento de algún ave que se posó en la cima realizando la pequeña deposición entre la que se escondía el maravilloso proyecto de un árbol.
Sí -concluyó el profe-, todos los seres vivos, hasta el más humilde; todas las acciones de la naturaleza, hasta la más míserable, tienen su función y su objeto en la consecución de la vida y de la belleza.