martes, 28 de octubre de 2014

La moneda romana


Ascendíamos la colina por la senda de tierra batida que habían formado las motos. La tierra se había deshecho bajo los tacos de las ruedas y había dejado una capa molida, desmigajada, que crujía bajo nuestras sandalias. Era una de las cuestas del circuito de motocros de San Isidro, en las afueras de la ciudad de Burgos. Nuestro barrio estaba muy cerca, así que muchas veces jugábamos por esos parajes. - ¿Qué es eso? - Dije a mi amigo José Vicente. 
Una pequeña pieza de metal brillaba levemente entre la tierra batida. 
- Parece una moneda. - La cogí y la observé con atención. 
- ¡Es una moneda romana! 
El nuestro cole de los maristas habíamos estudiado a los romanos en historia. Todos soñábamos con encontrar ruinas escondidas y tesoros: ser ricos y famosos. Nuestros diez años estaban llenos de sueños y vacíos de casi todo lo demás. Bueno, no es cierto del todo, teníamos el mundo delante, un mundo grande, lleno de lugares, de gente interesante, de tesoros y emociones... ¡Ahora mismo acabábamos de encontrar una valiosísima moneda romana de oro viejo! 
- ¡Tiene que ser romana! -decía José Vicente- ¿No ves esas letras de ahí? VIII significa 8. ¡Y mira el escudo: un león: es la Legio VII Gémina! ¡Es una moneda de las legiones!     
El corazón nos latía con fuerza. Emocionados guardamos la moneda en mi bolsillo.
- ¡A lo mejor hay más! -Nos pusimos a mirar por los alrededores. Escarbamos con un palo un buen rato...
- Acuérdate de este sitio, Jesús. Hay que volver otro día a mirar con más cuidado... No se lo cuentes a nadie.
Volvimos a casa excitados. Nos acostamos inquietos. Al día siguiente, después de clase, nos dirigimos al museo provincial, en la calle Miranda. Buscábamos a algún arqueólogo eminente que nos confirmara el extraordinario valor de nuestro pequeño tesoro. Nos acercamos a un señor que nos pareció "un erudito":
- Buenos días. Hemos encontrado una moneda y nos gustaría saber de qué época es, parece romana...
Le extendimos la pieza irregular con cierta desconfianza.-
El erudito cogió la moneda con curiosidad y la examinó un buen rato.
- No es romana. Es una moneda de 1625, del reinado de Felipe IV.
- ¿No es una moneda romana de oro? - Un gesto de desilusión se marcó en nuestras caras infantiles.
- No. Son 8 maravedís de cobre. Resellada a martillo y con la ceca de Madrid. ¿Dónde la habéis encontrado?
- En el circuito de San Isidro, pero no había más. Miramos muy bien y no había más.
El erudito preguntó aún:
-¿Queréis dejarla en el museo?
- No, la queremos guardar. Adiós.
No nos gustaba su última pregunta. Salimos de forma apresurada, tristes por la noticia. Nuestro tesoro romano se había esfumado.
En los días siguientes pensamos donar la moneda al museo del cole. El Liceo Castilla tenía un pequeño museo de ciencias naturales muy cuidado y las cosas que se guardaban allí siempre nos impresianaron. Consultamos al hermano que llevaba el museo. Nos dijo lo mismo: son 8 maravedís. Y también nos preguntó dónde la encontramos. Cuando se lo dijimos nos habló algo de la calle de Alfareros que estaba muy cercana al circuito y de la posibilidad de algún mercado en los alrededores.

Al final guardé la moneda en mi caja de fetiches. Allí la he conservado durante casi cincuenta años. Hoy, al abrirla, he recordado su historia. Y os la cuento.

lunes, 27 de octubre de 2014

Una princesita en el cole


- ¿Mamá, vivo en un cuento?
- No, hija, qué cosas tienes. ¿por qué has de vivir en un cuento?
- Porque soy princesa, las princesas viven en los cuentos...
- Leonor, cariño, eres princesa. Sí, ahora papá es Rey; pero no vives en ningún cuento... Eres sobre todo una niña.
- ¿Y cuando quieran mis amigas en el cole jugar a princesas, yo que hago? ¿Me tengo que pedir ser Dama de compañía?
- Lo que tú quieras, cielo.
- Mamá, ¿porqué mis amigas quieren ser como yo? Yo quiero ser como ellas...
- Tú eres diferente, eres especial... Te ha tocado ser una importante princesa y te enseñaremos a ser una muy buena princesa.
- Mamá, yo no quiero ser especial, quiero ser una niña normal.
- Has de prepararte, es tu deber.
- Jo, ¡qué rollo, mamá!

domingo, 4 de mayo de 2014

Poema para mamá


Madre, ¿te acuerdas?
Yo era pequeño
y te escribí un poema
en una estampa sencilla
con mi letrita pequeña.

Madre, yo era muy niño,
y escribía apenas. 
En mi poema infantil
regalé toda mi hacienda. 

Sonreía y te miraba:
Tú llorabas, mamá buena. 

Y es que sólo los niños
hacen cosas serias.

martes, 8 de abril de 2014

La misa


- ¡Podéis ir en paz!
El sacerdote se retiró a la sacristía. 
Entonces el pequeño, que asistía por primera vez a una misa, le dijo a su madre:
¡Pues a mí no me ha gustado el teatro este!

viernes, 21 de marzo de 2014

Genial poeta infantil


En el Día Internacional de la Poesía no puedo evitar traer a este blog un bello poema, del que su propio autor ni siquiera se acordará, pues era niño en 1975 y, ni él mismo sabe, que guardé cariñosamente su poema, como él las hojas de su árbol.

Hace mucho tiempo, cuando era estudiante de magisterio y hacía las prácticas en un colegio de Burgos, recopilé, de cara a añadirlo en el "prácticum" un puñado de poemas escritos por los alumnos con los que conviví. Eran niños de 2º de EGB. Un poema me llamó especialmente la atención. Me pareció tan bueno que pienso que estaba copiado. Si no fuera así, aquel incipiente poeta de 7 años era un genio precoz. Juzgad vosotros mismos:


¡Cómo nevaba y se caían
las hojas de mi árbol!
Aquellas suspiraban
y parecían oro.


Yo las guardaba
cariñosamente en mi pañuelo.
Cuando la primavera
yo besaba todas las hojas caídas
e iba a recibir las nuevas hojas,
y cogía el pañuelo de mis recuerdos
y le extendía echando las hojas
por las marrones raíces del tronco.
Porque yo creía que gritaban:
¡Quiero sol!


Francisco Rafael. 1975. 2º de EGB.
Colegio La Salle. Burgos. 

jueves, 13 de marzo de 2014

NIÑOS DE AHORA
 
CONSEJO: NO DISCUTAS CON LOS NIÑOS DE AHORA....
 
1.- Una niña le estaba hablando de las ballenas a su maestra. La profesora dijo que era físicamente imposible que una ballena se tragara a un ser humano porque aunque era un mamífero muy grande su grganta era muy pequeña. La niña afirmó que Jonás había sido tragado por una ballena.
Irritada, la profesora le repitió que una ballena no podía tragarse a ningún humano; físicamente era imposible. La niña dijo:
 
- Cuando llegue al cielo le voy a preguntar a Jonás.
 
La maestra le preguntó:
 
- ¿Y qué pasa si Jonás se fue al infierno?
 
La niña le contestó:
 
- Entonces le pregunta usted.
  
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 2.- Una maestra de preescolar estaba observando a los niños de su clase mientras dibujaban. Ocasionalmente se paseaba por el salón para ver los trabajos de cada niño. Llegó donde había una
niña que trabajaba diligentemente, y le preguntó qué estaba dibujando. La niña replicó:
 
- Estoy dibujando a Dios.
 
La maestra se detuvo y dijo:
 
- Pero nadie sabe cómo es Dios.
 
Sin pestañear, y sin levantar la vista de su dibujo, la niña
contestó:
 
- Lo sabrán dentro de un minuto.
 
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3.- Una profesora de catecismo estaba discutiendo los Diez Mandamientos con sus pupilos de 5 y 6 años. Después de explicar el mandamiento de 'Honrar a tu padre y a tu madre', les preguntó:
 
-  ¿Hay algún mandamiento que nos enseñe cómo tratar a nuestros hermanos y hermanas?
 
Un muchachito (el mayor de su familia) contestó:
 
- No matarás.
 
 
 
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4.- Una honesta niña de siete años admitió calmadamente a sus papás que Luis Miguel la había besado después de la clase.
 
- ¿Cómo sucedió eso? -Preguntó asombrada su mamá.
 
 - No fue fácil -admitió la pequeña señorita-, pero tres niñas me ayudaron a agarrarlo.
 
 
 
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5.- Un día una niña estaba sentada observando a su mamá lavar los platos en la cocina. De repente, notó que su mamá tenía varios cabellos blancos que sobresalían entre su cabellera oscura. Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente:
 
-  ¿Por qué tienes algunos cabellos blancos, mamá?
 
Su madre le contestó:
 
-  Bueno, cada vez que te portas mal y me haces llorar o me pones triste, uno de mis cabellos se vuelve blanco.
 
La niña asimiló esta revelación por un rato y luego dijo:
 
- Mami, ¿por qué TODOS los cabellos de mi abuelita están blancos?
 
 
 
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6.- Un niño de tres años fue con su papá a ver una camada de gatitos recién nacidos. De regreso a casa, le informó apresuradamente a su mamá que había dos gatitos y dos gatitas.
 
- ¿Cómo supiste eso? -Le preguntó su mamá.
 
- Papá los levantó y miró por debajo -replicó el niño-. Creo que allí tienen la etiqueta.
 
 
 
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7.- Todos los niños habían salido en la fotografía y la maestra estaba tratando de persuadirlos a cada uno de comprar una copia de la fotografía del grupo.
 
- Imaginaros qué bonito será cuando ya seáis todos mayores y digáis: 'Allí está Catalina, es abogada', o también 'Ese es Miguel, ahora es doctor'.
 
Sonó una vocecita desde atrás del salón:
 
- Y allí está la maestra. Ya se murió.

¡¡¡ La paz no me gusta nada!!!

 
Próxima a la celebración del día Mundial de la Paz, nos disponiamos en la asamblea de la clase de infantil a ir realizando los preparativos para esta efeméride.
La proxima semana vamos a realizar un día de fiesta: La fiesta de la Paz.¿Qué es la paz? Les pregunté, mientras observaba sus pequeños y brillantes ojos. Muchos de ellos me miraban con curiosidad sin atreverse a dar una respuesta. Otros, los más extrovertidos comenzaron sus argumentos:
"La paz es cuando estás callada y no molestas a mamá."
" Cuando no quieres jugar con nadie y quieres que te dejen sola, en paz"
Alejandro, un niño bastante ocurrente en sus intervenciones diarias, parecia molesto con el tema. Finalmente expresó su rechazo a seguir hablando del tema. " La paz no me gusta nada. No se porque es una fiesta.No me gusta."
Su respuesta me sorprendió y quise saber el origen de su argumento. "¿Por qué dices eso, Alejandro? ¿No te gusta la paz? le pregunté.
"No, nada." Afirmó muy serio.
"Qué es la paz para ti? Volví a preguntarle.
"La paz es donde te operan de las orejas. No es divertido" me contesto Alejandro recordando su estancia en el hospital madrileño donde le realizaron una operación hace tan solo unos meses antes de comenzar el colegio.

martes, 4 de marzo de 2014

¡No está!



En la animada charla del café la  profesora de infantil nos hacía sonreír mientras contaba el pequeño drama de uno de sus alumnos.
El frío del invierno había hecho que las mamás trajeran a sus hijos al cole literalmente forrados hasta las orejas: - Parecen croquetas-había comentado una de las compañeras. Después de colgar los abrigos empezó la actividad escolar. A media mañana, uno de los niños, de los más tímidos de la clase, se levantó en medio de las actividades y se dirigió corriendo al servicio. Como tardaba en volver, su maestra fue a ver que pasaba. 
Allí le encontró, frente al pequeño urinario, llorando a moco tendido: ¡No está! , ¡No puedo encontrarla...!; y mientras palpaba desesperadamente con sus manitas la entrepierna. La maestra se le acercó preocupada mientras preguntaba: - ¿Qué te pasa cariño?-. El niño la miró desconsolado mientras explicaba: - Es que no está aquí, no la encuentro...- La maestra le cogió suavemente por los hombros y le dio la vuelta despacio: Tras el asombro inicial, su gesto se tornó tierno, comprensivo... El niño tenía debajo de toda la ropa un mono sin aberturas de la cabeza a los pies. El niño intentaba  encontrar su colita para aliviar su necesidad de orinar y no acertaba a encontrarla;  inexplicablemente hoy no estaba al alcance de sus manos... ¡No estaba allí!
¿Cómo explicar su desolación? ¿Cómo mitigar el sentimiento de castración que le invadía? La maestra le ayudó delicadamente a desvestirse y  le consoló dulcemente. Después pudo orinar a gusto, aunque el susto tardó en pasarse. A la salida de clase, la maestra tuvo unas palabras con la madre. El niño contó luego que su mamá había metido el mono en un cajón y nunca lo iba a volver a sacar. 

jueves, 23 de enero de 2014

Cortapichas


Realizaba tareas de apoyo a dos alumnos de 5º EP en matemáticas. El tema de las fracciones le tenían cogido por los pelos y aún no entendían bien el concepto de fracciones equivalentes. Corregíamos un ejercicio donde les pedían expresar de forma más sencilla la fracción 80/400. Se trataba, en definitiva, de simplificarla.
Cuando uno se encuentra en esta situación ha de decidir entre enseñar rápidamente un proceso (a modo de algoritmo) que servirá para el caso concreto que tratamos pero que, a la mínima variante, será inservible si no han entendido el concepto implicado, o tomárselo con calma y explicar, utilizando gráficos y ejemplos, el concepto de de fracciones equivalentes (lo que supone 10-15 minutos, de aclaraciones que, a sus ojos, parecen fuera de lugar). Elegí la opción más pedagógica (la menos resultona).
Comencé a dibujar círculos, a dividirlos, colorear algunas partes... Definimos numerador, denominador... Tomamos una de los círculos fraccionados: sería una pizza: estaba dividida en 4 partes y compraríamos 3 de ellas. La fracción la identificaron rápidamente: 3/4. Cada uno nos comeríamos una parte grandecita de pizza (1/4). 
Pero, les dije, - ¿Y si el encargado de la pizzería se empeña en hacer los trozos más manejables y, divide las pizzas en 8 trozos (dividiendo en dos el trozo que nos toca a cada uno). ¿Cómo seria la fracción resultante? La respuesta no tardó en llegar: 6/8. ¡Bien!. Proseguí. Y si el pizzero coge el cortapichas...
Se miran entre ellos y se echan a reír...

Yo caigo en que, en medio de la disertación, he sustituido por anticipación la z  por la ch y el resultado les resulta divertidísimo. Me digo: -¡A lo hecho pecho! - Por un lado les explico que casi se aproxima más "picha" al sonido en italiano de "pizza" y por otro (¿No queríais caldo?:  pues tomad dos tazas) que yo he tenido muchas veces cortapichas en la mano y que no hay que asustarse... ¡Me miran divertidos e incrédulos! : - El profe está salido, o peor, está loco...- (piensan).
Yo sonrío y dejo pasar un rato gozando del equívoco que, a posta,  he provocado. Finalmente les informo de que el "cortapichas" es el nombre que, de pequeños, dábamos a "la tijereta", un pequeño insecto muy común que buscábamos bajo las piedras o cortezas, en lugares húmedos, y cogíamos con la mano sin miedo alguno.    

Los alumnos suspiraron aliviados. Yo aún tuve humor para llevar más allá mi  provocación: - ¿Y sabéis que hay un pájaro que se llama "chochín"?

miércoles, 8 de enero de 2014

"Mi hermano sacó un 12"


Alberto, un alumno genial, tiene un hermano igualmente genial. Esta familia parece agotar el frasco de la genialidad. Pero hay que ser justos, como decía el conocido inventor Thomas Alva Edisón "El genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración", "el secreto consiste en trabajar de firme".

Me lo contaba el pequeño Alberto, que ha sacado esta evaluación todos sobresalientes (y aseguro que merecidamente):
- Profe, mi hermano Rodrigo sacó un año un 12 en un examen.
- ¿Cómo puede ser eso -repliqué yo- si los exámenes son sobre 10 y sólo hay 10 preguntas?

Mi alumno sonrió y mirándome pícaramente contestó:
- Había estudiado el examen y se lo sabía muy bien. Lo terminó enseguida y como se aburría se inventó preguntas y las fue respondiendo, así hasta que recogieron. Cuando el profesor lo vio le puso dos puntos más por las preguntas añadidas.

¡Bravo por el hermano y por su profe!