miércoles, 28 de marzo de 2012

¡Jo, que si pesa...!


Circulaba con mi coche de vuelta a casa. En la penúltima calle, en el sentido contrario, una  hilera de pivotes equidistantes se alineaban al lado del bordillo. ¡Vaya -pensé- han decidido marcar con señales la obligación aparcar alternativamente en cada lado de la calle. Hoy hay que dejar libre el lado izquierdo! Pero al avanzar y fijarme detenidamente  vi que cada pivote estaba situado sobre el hueco abierto dejado por la rejilla de forja que cubre los registros del alcantarillado... Toda la urbanización con pivotes: De nuevo un noctámbulo grupo de "chatarreros" habían realizado su ronda recogiendo las tapas de todas las calles. Seguramente no es mal negocio. Ese material "reciclado" debe pagarse bien. Otras veces fueron las electroválvulas de los jardines, otras el cableado de alta tensión, otras las placas solares de granjas y fincas apartadas... el caso es que los "sin sueldo" se buscan la vida y la seguridad ciudadana se deteriora. Hasta ahora se ha evitado el estallido social, pero ¿podremos seguir así?. Me asusta pensarlo.

El robo de tapas alcantarillas es  un viejo delito.   Quizás el ladrón de anoche se llamaba Israel. Puede ser, pues ya con sus 6 años este niño al que conocí en un colegio de Alcalá, hacía sus pinitos en el mundo del hampa de la mano de algún Fagín de la familia o algún Monipodio del barrio. Yo mismo le había visto en una ocasión, desde mi aula de logopedia, escalar la pared del colegio hasta los tejados e introducirse por las ventanas de los pasillos para desvalijar alguna clase descuidadamente abierta. Finalmente se había puesto alarma en el cole lo que frustró durante un tiempo su delictiva afición. Pero, como la necesidad agudiza el ingenio, pensó en la alternativa de llevarse las tapas del alcantarillado del patio. Cuando, al día siguiente, le tocó el turno del interrogatorio (estaba el primero en la lista de sospechosos) negó vehementemente su autoría. Lo hacía con desparpajo, incluso con gracia, como sospechoso bregado en lances semejantes. Al final, antes de fracasar completamente las pesquisas, a un profesor (perro viejo en el oficio) se le ocurrió hacer un comentario desenfadado:
- ¡Mira que venir a robar las alcantarillas de hierro y arrastrarlas por todo el patio, con lo que debe pesar eso...!
- ¡Jo, que si pesan! -Se le escapó al pequeño truhán.

Todos sonreímos... El pequeño Israel tardó unos segundos en darse cuenta de que había metido la pata. Luego ensayó un gesto pícaro y pensó para sí: ¡Vaya, he picado!  

1 comentario:

  1. ¡¡Está genial!! Siempre me ha encantado tus dotes para conseguir información. Ya lo dicen: "se pilla antes a un mentiroso..."
    Me vienen a la mente los gestos que ponen al sentirse descubiertos ante cualquier travesura cometida y como en ocasiones justifican que las cosas suceden solas o seres fantásticos las han realizado, usando su recurrente: "Yo no he sido"... ¡¡Son geniales!!

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